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  • Foto del escritor: Karla González Novion
    Karla González Novion
  • 26 sept 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 sept 2022

Es una realidad que desde el día en que nacemos nuestro cuerpo empieza a envejecer. No hay nadie en el planeta que no experimente esto del Envejecimiento.


Todos los seres de esta tierra transitan por sus estaciones, ciclos y etapas, y van creciendo, evolucionando y envejeciendo. Los árboles despiden sus hojas y dan espacio a nuevos brotes en sus ramas, las flores en el desierto árido y agreste son capaces de despertar luego de varios meses encapsuladas en ese ambiente tan salino y seco. Maravillosa Naturaleza.


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El entorno en que nos desarrollamos nos determina en cierta manera, haciéndonos más fuertes o débiles, más grandes o bien pequeños, ruidosos o silenciosos, y así. Sin embargo, la fuerza interior es en gran medida la que orienta nuestros pensamientos y actitud frente a la vida, y si hay un sustrato espiritual y emocional que nos conecta con nosotros mismos, es una condición muy favorable para tener una vida en equilibrio e incluso alcanzar nuestros sueños.


La actitud con que enfrentamos nuestro propio Envejecimiento, es la clave para nuestro desarrollo humano, físico como mental, y ello condicionará si tenemos la creencia que el paso del tiempo nos deteriora y nos hace débiles, o nos hace más fuertes y maduros.


Existe tanta publicidad y mensaje de los medios, abocados a retrasar el Envejecimiento. Hay un gran mercado del bisturí, cremas, píldoras, alimentos, ejercicios físicos que nos ofrecen para vernos más jóvenes, y logremos retrasar lo que la naturaleza hace en nuestro organismo, incluso dañando nuestra salud y bienestar.


Los halagos a una edad madura que más nos emocionan, son los que se relacionan con “verse más joven”, y eso alimenta nuestro ego, y nos reafirma que es positivo dar esta imagen de una Persona Madura Juvenil.


Cuantas energías ponemos en esto de vernos más joven, de estar vigentes, vestirnos según me quite años, y dar una imagen más rejuvenecida, en mi opinión no son pocas.

Creer que verse más joven y bello nos otorga beneficios en esta sociedad, se ha vuelto un mantra, y esto es casi una verdad instalada en muchos espacios públicos y privados. Además, ocurre que no tenemos casi referentes de mujeres muy adultas, en la política, en la televisión, en la dirección de las empresas. En el caso de los hombres es parecido, pero creo que a ellos se les permite estar vigentes por unos años más que a nosotras.


Cuando a la tercera edad, les tratamos como niños, y decidimos por ellos, es de una falta de criterio absoluto. Por momentos se nos olvida que ellos nos criaron, fueron la población activa de Chile, y crearon trabajo y desarrollo, en un ámbito familiar, social, o en las instituciones donde fueron colaboradores.


Creemos que por estar más ágiles físicamente nos encontramos en mejor estado mental, y por ello sabemos qué es lo que este grupo etario necesita para vivir mejor.


Una vida más tranquila, de menos actividades, de más lectura, silencios y diálogo interior, no es menos interesante, pero como parece menos productiva a ojos de la sociedad, vamos sacando del sistema a nuestros adultos mayores, y ya no están en los circuitos que ellos mismos conquistaron. No son parte de las conversaciones de las tribus que tenemos, e incluso a veces los relegamos a solo mirar la televisión.


La experiencia que te otorga la vida misma es genuina, el valor de haber presenciado momentos históricos del país, el haberse adaptado a los cambios tecnológicos, a las nuevas expresiones culturales, a un mundo más globalizado y conectado, es único.


Nos creemos dueños del futuro de otros, y damos recetas e instructivos, que nos quedan grandes. No somos ni seremos nunca lo suficientemente sabios para saber el modo de vivir que nuestros mayores merecen y quieren, a cuál estilo de vejez aspiran, y cómo quieren vivir su propio envejecimiento. Nosotros no queremos que en el futuro nuestros hijos armen nuestra bitácora del viaje del envejecimiento.


El respeto a la vida se manifiesta de variadas formas, y yo creo que una de ellas es no imponer a mis mayores lo que yo estimo es bueno para ellos, es al menos una decisión conjunta.


¿Nos preparamos para aceptar que envejecemos, y que no es una mala noticia?

Según vamos avanzando en edad, nos vamos dando cuenta que nuestros intereses van cambiando, y que por lo mismo dejamos de hacer ciertas cosas, e incorporamos otras. Podemos cambiar de opinión, y es bueno darnos el espacio para ello, y no quedarnos atrapados en viejas costumbres por la presión social o familiar. Lo que sería una falta de lealtad hacia nosotros mismos es seguir en algo que no nos identifica, o que nos daña.


En un cumpleaños familiar de este fin de semana de una prima maravillosa de 6 décadas, me reencontré con la familia. Este fue un regalo para mi alma, y lo manifesté con las risas que me venían al conversar con alguno de ellos.

Todos estábamos más envejecidos, con pelo más canoso, con huellas en la piel de tantas risas y gestos regalados, con cuerpos más redondeados, y por sobre todo más hermosos. Yo encontré a mi gente más grande, y mucho más bella, porque los años los han hecho más genuinos. Los años han pasado por todos, y hemos ido envejeciendo juntos.


Nadie envejece solo, en el sentido en que no es el único que vive esta experiencia, pero claro que puede estar muy solitario en la vejez, y eso puede ser triste.


Conocí a mujeres y hombres de 8 décadas, de almas juveniles y alegres, a pesar de lo que llevaban en el alma, y me regalaron juventud, inspiración y fuerza.

Los seres mayores a veces son los más livianos del alma, y los más jóvenes de espíritu, y creo que son seres que se han adaptado con amor y humor al Envejecimiento. Son unos ROCKSTAR!!!!!.


Termino con una buenísima recomendación.

Escuchen el Episodio acerca de Cómo Envejecemos de Las Malagradecidas

y el Episodio Mujeres Grandes, Mujeres con Verso





 
 
 
  • Foto del escritor: Karla González Novion
    Karla González Novion
  • 27 jul 2022
  • 6 Min. de lectura

Episodio N°23 Postcad “Las Malagradecidas” Spotify

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Inspirada de la conversación con Ana Luz y Mauja, Intelectuales divertidas se gestaron algunas reflexiones.


Ante la pregunta ¿Con qué roles se han identificado, que ya no las tienen tan contentas, y que quieren dejar?


Nos vienen a la mente roles relacionados con lo que nos impone el sistema, y que a veces no ha tenido mucho que ver con nosotras, pero que asumimos; como la buena hija, la buena niña, polola entretenida, etc.


También aparecen roles en el ámbito laboral, en el mundo de la ingeniería, por ejemplo, donde había que demostrar que eras capaz, sin tener referentes, además, que partía desde la vida universitaria esta situación de estarse validando permanentemente.

Esto con los años cansa y te hace suprimir parte de tu femineidad, y eso no parece justo.

Hoy más consciente no sacrificamos nuestra parte femenina, ni nuestras emociones, por ser validada por los demás.


Nos vemos en varios roles para los demás, estudiar una carrera, casarse, tener hijos, y ¿Cuánto de ello era lo que realmente queríamos?, y es que estuvimos muy enfocadas en el hacer, más que conectadas con el ser, como una verdadera maratón. Esto nos llevó en parte a despreocuparnos de aquello que estaba en nuestro interior.


Otro rol que se nos aparece es el de la productividad, de estar haciendo muchas cosas a la vez, en la casa, para los hijos, la pareja, el trabajo, etc. Una mujer productiva todo el rato, y eso por supuesto que agota. Esto lo vemos como un rol muy impuesto y con más énfasis en las mujeres.


En definitiva, muchos de estos roles impuestos por la cultura, por los deseos de ser aceptada y ser exitosa.


Y esto de pasar del “Hacer” al “Ser” hace la diferencia. Entonces buscar el Mito Personal puede andar por ahí, y aunque pueda parecer solitario, hay que atreverse, y de a poco te empiezas a encontrar con personas que andan en la misma tuya.


Construir el propio Mito, implica tener que conocerse profundamente, y además que uno no nace sabiendo lo que es capaz de hacer, así que hay un camino por recorrer. Esto requiere de ese camino personal, y hay que tener en cuenta que existen ambientes que propician más la construcción de este camino, y si lo vives con otros, esto parece más ameno.


Los roles que hoy queremos ocupar son todos aquellos que no nos enferman, porque el cuerpo avisa, manda señales que debemos escuchar.

Hoy tengo un radar, un sensor más ajustado, que manda señales, cuando duermo mal, o que el cuerpo no me acompaña.


Y me pregunto ¿quiero seguir cargando algunas mochilas emocionales a mis 50 años?, porque me quedarán unos 40 años de vivir, y quiero vivir bien, así que puedo descolgarme de algunas cargas emocionales, o vincularme de manera distinta en mis relaciones, aun siendo muy cercanas. Le pongo distintas energías, y mi guata y el diálogo interno me advierten.


Tenemos algunos paradigmas que se relacionan con la escasez, que me hacen sobre exigirme, hasta transgredirme, hay como un diseño de fábrica, y hoy quiero vivir desde la abundancia. Esto de vivir pensando que se va a acabar lo que tengo, con miedo, en fin.


La idea es liberarse de los mandatos que están instalados tan profundamente, y construir Mi Mito sin ellos.


¿Qué costo tiene dejar que sigan operando desde el inconsciente los mitos personales?


Nos parece que un costo importante es la falta de evolución.

Si continúo en lo mismo, pensando de la misma manera, hasta los procesos mentales no cambian, entonces creo que hay que llevarse a conversaciones nuevas, lugares distintos, nuevas amistades, olores nuevos, en fin. Esto me ayuda a dar un salto cuántico. Si doy estos saltos me doy cuenta de qué soy capaz, y me atrevo a hacer cosas nuevas y locas; escribir un libro, hacer un podcast, y me empiezo a atrever a escribir mi propia historia, soy mi autora, y eso me da autonomía.


A estas alturas de la vida uno puede hacerse cargo de sí mismo, traemos tantos elementos en el corazón, en la cabeza, para autogestionarnos en muchos ámbitos. Estamos en la plenitud de la vida, con más autonomía, libertad e independencia intelectual para transitar hacia una nueva condición.

El susto de lo nuevo, esa adrenalina puede ser saludable, y con ello aparece la pasión y la locura que son maravillosas.


En lo familiar uno puede reconfigurar las relaciones, con una madurez, que me lleva a relaciones más adultas y no tan infantiles, y claro que es difícil, porque la tendencia es a que no cambien.


Tiene muchos costos el no atrevernos a explorar nuevos mundos, y generar un Mito Personal, una Historia Personal, es escribir tu Vida.


Cuando eres joven piensas que tendrás mucho tiempo por delante, pero ahora, a los 50 ya no, y se siente la urgencia de tener el Mito Personal, es urgente saber para que soy buena y de qué soy capaz, y que puedo hacer con ese descubrimiento, como contribuyo al mundo de una manera distinta, como soy parte de un proceso evolutivo.

Y es importante conectarlo con el impacto que uno genera en el entorno. Uno puede ser un referente o inspirar a otros, va más allá de vivir para mis hijos y mi mundo cercano, puedo colaborar con apoyar a otras mujeres, reducir la brecha social, en fin, construir un mejor país.

Yo impacto y me siento con más autoridad, y tomo consciencia que cada día importa.

Es decir, lo que haces, y lo que no haces, tiene un impacto en el entorno.

Cuando seguimos en el mismo mundo que tenemos, con el mismo libreto, nos restamos de aportar y construir el mundo que queremos.


¿Qué recomendaciones damos para reconectar con el poder de construir un Mito Personal?


Un ejercicio puede ser mirar la vida que uno ha tenido, con sus abundancias y carencias, y mirarlas con más madurez, más realidad, y volver a interpretarla. Con esta mirada soltar y hacer una limpieza, y extraer lo que me sirve para construir mi Mito y Proyecto de Vida. Una mirada renovada, que me da libertad y autonomía, y que me he despojado de aquello que no me identifica hoy.


Y como dijo Virginia Wolf: “Ya no hay prisa, ya no hay apuro, no hay necesidad de brillar, no necesito ser nadie….salvo ser uno misma.”

Esa es la pega ahora, ser fiel a mí misma, y ya no puedo dejar de escuchar mis dolores físicos y del alma, y llevo mis pomadas y cremitas que me restauran y me acarician el alma.

Todo esto me permite construir Mi Mito Personal, uno construido desde la absoluta conciencia de quién soy y quiero ser.


El consejo es tener una conversación con uno, y reconocer lo que ya no me hace tanto sentido, y atreverse a encontrarnos con lo que somos, con esa hoja en blanco, y darle. Y decirnos esta soy yo.


La práctica de la escritura es muy generativa, el escribirse y leerse, es muy potente.


Cuando cambio mis interpretaciones de mi historia cambio mi pasado, y es más enriquecedor y generativo, y veo mis recursos que están disponibles para mí. Cuando me reconcilio con esta historia avanzo de una manera más saludable.


Una práctica bonita es ver lo que se ha podido hacer, como nos hemos superado, desde una competencia con uno mismo. Y salirse de esto de irse comparando con otros, porque en realidad la vida se juega con uno mismo. Salirnos de la cultura de la competencia, al interior de las familias, en los trabajos, en fin.


Importante explorar desde niños, para ayudar a los hijos a encontrar su Mito Personal, y apoyarlos en conocerse y que exploren, sin miedos. Ampliar la escucha hacia los hijos, y ayudar desde ahí, sin ser tan opinólogos.

Generar un ambiente propicio para descubrirse.

A veces somos negacionistas y no queremos que los hijos vayan a lugares para los que los padres no estamos preparados.

El ambiente de incertidumbre de la pandemia ha amplificado los miedos, y estamos más propensos a escapar de ellos, y lo transmitimos a nuestros hijos, y escogemos carreras que nos den seguridad y no morimos de hambre, pero que puede que se nos muera el alma.


Hay momentos en que hay que salir del caparazón, y si se puede, hay que hacerlo, porque el proceso es maravilloso y es conectarse y gozar, entonces merece la pena vivirlo.


Explora, reescribe tu historia, conéctate con lo que te lleve a ser protagonista de tu propia vida, escribe tu Mito Personal.


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  • Foto del escritor: Karla González Novion
    Karla González Novion
  • 4 jul 2022
  • 3 Min. de lectura

El invierno es…frío, frío y frío.


Hasta el alma se me enfría en invierno, y así como me visto con varias capas para enfrentar el frío, mi alma se protege en esta estación con capas de sentimientos que me ayudan a transitar mientras llega la primavera.


Estos días nublados y de bajas temperaturas como que enfrían mi corazoncito, y no sé si les pasa que se ponen más nostálgicos, en fin, también pueden ser los más de 50 años que me acompañan.


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Somos de los países que tienen las 4 estaciones, y crecimos con ello, con más evidencia los de la zona central del país, donde entre el invierno y el verano cambian mucho las temperaturas, las horas de luz, y el ropaje, y con ello las salidas y carretes en que participamos.


Esto de tener meses tan distintos a lo largo del año, en cuanto al clima y las expresiones en la flora, también nos lleva a vivir en una variación estacional interna. En cuanto a los inviernos, me parecen más duros, y me refiero a esto de levantarse por la mañana, sin luz natural y con frío, donde ducharse es un verdadero acto de valentía, a lo Corazón Valiente como Mel Gibson, casi como una batalla cuerpo a cuerpo. Y esa tarde tan breve donde a las 18 hrs. ya está de noche. A mí me afecta, y creo no ser la única, y es como que el invierno cala hondo, y te hace andar en Modo Invernando, que no es lo mismo que Hibernando. Este último se refiere a un estado especial de algunos mamíferos, como los osos, donde abunda el aletargamiento e inactividad.


¿No será que a veces transitamos de la Invernación a la Hibernación?, y que algo de inactividad y aletargamiento nos viene. Es decir, somos algo de Osos, Ardillas o Marmotas, y entramos en este estado pasivo casi sin darnos cuenta.


¿Sería posible algo así como un Permiso de Hibernación?, haciendo un símil con el Permiso Vacacional, o estoy demasiado afectada por el frío.


Hacer de mi hogar una cueva, con alimentos ricos en azúcar, mucha estufa, series de Netflix y cafecitos por montones, solo conectados con el mundo exterior a través de zoom.


Donde quedarían el IPC, el crecimiento económico, las metas corporativas, y cuanto indicador de gestión y de desarrollo de las organizaciones, el Estado y las empresas. Es imposible, no hay cabida para el Permiso de Hibernación.


Pukem – Kutún – Tona Nui

Para nuestros pueblos originarios, el inicio del Invierno tiene un gran significado, es un momento especial con su rito propio, de ceremonias espirituales de renovación y purificación.


El contraste con nuestra cultura es abismante, ya que carece de cualquier significado cultural, social o espiritual, el inicio del Invierno y las tiendas, el comercio y la publicidad nos muestran nuevos vestuarios invernales para tentarnos con hacer un cambio de look. Esta idea de cambiar lo que está afuera, la imagen, el look, es ligero y superfluo, en relación con una invitación a mirar hacia nuestro interior y cambiar algo ahí, que nos ayude a transitar esta estación que nos lleva a estar más en casa, a invernar y a ensimismarnos.

Tal vez si tuviera una ceremonia de renovación a comienzos del invierno, como lo realizan los pueblos originarios nos daría otro sentido a este tiempo, y la hibernación a la que aludo sería un momento especial, de donde saldríamos con más de algún descubrimiento interior.


¿Qué te parece?




 
 
 

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