"YO VALORO EL CAMBIO"
- Karla González Novion

- 20 feb
- 4 Min. de lectura
Soy de las personas que creen que hay que dar espacio a los cambios, porque nos renuevan, nos ponen a prueba, y pueden abrirnos oportunidades, pero además porque nos ayudan a cerrar ciclos.
Para cambiar algo, hay que mover piezas, sacar los muebles, pintar los muros, limpiar por aquí y por allá. Esto que parece simple en un espacio físico de nuestro hogar requiere tiempo y planificación. Es decir, no comienzo pintando las paredes, sin antes limpiar muy bien sus muros, y tampoco instalo muebles nuevos sin sacar los antiguos, porque hay que desocupar y despejar primero, así como limpiar profundo.

Esto no es muy diferente de un cambio en la vida, es decir, no puedo comenzar genuinamente una nueva relación si no finalizo la antigua, es fundamental vivir el duelo, limpiar mi alma y mi mente, y esto no es algo automático como prender y apagar la luz, es de una limpieza profunda y amorosa con mi corazón.
Sacar los viejos muebles de mi interior, sobre todo aquellos que no combinan con lo que intuyo se viene o aquello por lo que estoy apostando, puede ser muy poderoso. Suspender esas viejas creencias y paradigmas limitantes que están frenando mi aprendizaje y mi propia evolución es un requisito para las nuevas posibles aventuras.
¿Cuándo cambiamos?
Cambiamos con la ruptura de una relación, cuando nos dejan, o cuando dejamos de amar al otro.
Cambiamos cuando nos despiden del trabajo o cuando sabemos debemos partir de él.
Cambiamos cuando nos mudamos de país, o de ciudad.
Cambiamos cuando nos diagnostican una enfermedad.
Cambiamos con la pérdida, con el abandono.
También cambiamos con el amor, y por supuesto cambiamos con el éxito
Las experiencias intensas y profundas nos habilitan para cambiar, son un cultivo para el cambio, un especial abono en la tierra de la transformación. Puede ser un proceso difícil y a veces nos hace cambiar de piel, y eso puede doler mucho.
Si no hay circunstancias externas que nos lleven al cambio, podemos estimular ambientes nuevos para promoverlo en nuestras vidas.
Si seguimos conversando de los mismos temas, con las mismas amistades de siempre, no agregando nuevas amistades, no nos damos tiempo para hablar con los más grandes o los menores, ocurre que no entramos a esos mundos nuevos de otros temas, de otras personas y de distintas generaciones a la nuestra.
Si además me muevo por mi mundo sin genuina escucha no dejo entrar a mi mente pensamientos nuevos, lo continúo alimentando con más de lo mismo, pero no lo estoy nutriendo con nuevos alimentos intelectuales, con nuevas recetas de cocina, de nuevos sabores y aromas.
Lo más cómodo es seguir pensando igual, no me altera, estoy en un espacio conocido y no entro en dudas, es un camino tranquilo y seguro…..pero con un paisaje terriblemente aburrido.
Si ya pasaste los 50 años, como yo, y no te haces una Renovación Mental, estarás destinada a seguir pensando muy parecido, sin dejar ingresar a tu sistema mental nuevas miradas, disruptivas muchas, extrañas otras, inexplicables varias, pero que son señal de lo que está pasando en el mundo o en lo que se está convirtiendo.
Si no abro nuevas carreteras de pensamientos en la mente, éstas no se crean nunca, y sigo circulando por las tradicionales vías de tránsito de mis viejas ideas.
El cambio también se busca, hay que tomar acciones para que ocurra, puede ser simple, tan sencillo como realizar un curso, tomar un taller, pero no en aquello que soy experto, si no en algo que realmente quiero aprender, no hay mejor ambiente para cambiar que el del alumno ávido por aprender.
Practicar un nuevo deporte o baile, o alguna actividad física en que deba moverme distinto, y conocer personas que nunca vi, y que me obliga a dejar los prejuicios en casa para relacionarme libremente con mis nuevos compañeros, eso propicia el cambio.
Acercarse y conocer una cultura muy diferente a la mía es un viaje a lo desconocido alucinante, que está acompañado de adrenalina e incertidumbre, así como de aventuras y risas, eso también estimula el cambio.
En el cambio nos reinventamos en cierta medida y a momentos echamos mano a la creatividad y la improvisación para abordarlo.
En cuanto a la creatividad puede ser maravillosa si tiene una antesala de falta de claridad, misterio y sorpresa, y puede traerte elementos desconocidos a tu playlist de visiones que llevas en tu Spotify de la vida.
Agrega nuevos temas a tu playlist, para llevarte a otras emociones que la música provoca y te conectará con nuevas ideas y miradas. Sumérgete en podcasts opuestos a lo tuyo o diferentes, y te encontrarás con un mundo de conversaciones que desconocías.
¿Cuándo cambiamos? Cuando le damos valor al cambio en nuestras vidas, y sobre todo si logramos desapegarnos de las viejas ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los nuestros.
Ante la clásica pregunta ¿cómo te ves en 5 o 10 años más?
Si llegas a verte muy parecido, con más canas y nada más, sugiero que cierta rigidez mental podría estar contaminando tus neuronas y tu alma. Si por el contrario el futuro te parece una aventura y te ves en cosas diversas y distintas, creo que en tu interior estás marinando un cambio, así que prepara tu valija con aquel vestuario que combina con esta nueva fase o ciclo que está comenzando….se siente se siente, el cambio está presente!!!
Experimenta pequeños cambios en tu día a día, algo así como: prueba nuevos alimentos, cocina una nueva receta, conduce por nuevas rutas, experimenta un cambio de look, sorpréndete a ti mismo, escucha un nuevo podcast, en fin, dale…..Te mereces vivir algún cambio y ver en el espejo a esa nueva mujer o ese nuevo hombre que se asoma queriendo saludar y traer nuevos mensajes a tu mundo.
Luego de cambiar ese espacio de la casa, con toques más modernos, minimalistas, nuevas plantitas, en fin, viene el disfrute de la renovación lograda, y así mismo te toca a ti, contemplarte en los cambios y conectar contigo, y conversar sobre cómo te vas sintiendo y sobre todo disfrutarlo.
Yo valoro el cambio, el antes y el después, así como todo su proceso.







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