¿LÍDER SIN OPINIÓN?
- Karla González Novion
- 6 ago 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 6 ago 2024
Hasta hace un tiempo la mejor actitud de un líder o jefe era no opinar de nada que no estuviera vinculado con su quehacer, es decir, mantenerse al margen de todo cuanto ocurriera en su entorno dentro o fuera de la organización en la que desempeñara su cargo.
Hoy, por el contrario, un líder que no se involucra dando su opinión, expresando su pensar, parece poco humano y su actitud puede ser interpretada como indiferencia o falta de empatía. Mostrarse tan alejado o no conectado con el entorno y sus acontecimientos parece falta de humanidad, por lo cual un líder cercano y que aspire a tener conexión con su equipo tendría que tener conexión con el sistema que lo rodea.

Tener opinión no es necesariamente tener una columna de opinión permanente, como un periodista o escritor regular, no me refiero a eso, más bien lo relaciono con opinar y apreciar los espacios de conversación privados y sociales, como una forma de transmitir su pensamiento y valores que lo inspiran y se relacionan con su propósito.
Aquellas personas que son parte de mi equipo están escuchando mis opiniones siempre, las más explícitas y las muy escondidas, así como esos silencios que otorgan cierta aprobación o complicidad, por lo cual a veces es mejor dar una opinión, que dejar que el silencio se tome la ocasión.
Estamos en tiempos donde se opina de todo, el mundo de las encuestas, entrevistados en la calle, y así, donde se opina de aquello que ocurre al interior de mi empresa y de lo que acontece afuera de ella, su diversidad de temáticas es extensa, así como la densidad de las mismas y su impacto. Tenemos grandes temas y también pequeños, pero en todos los casos son problemáticas que afectan a alguien de mi equipo, directa o indirectamente, y me refiero a temas como; equidad de género, migración, sostenibilidad, empleabilidad, era digital, elecciones en Chile y en el mundo, crisis ambiental, crisis climática, delitos financieros, aumento en la cuenta de la luz, y así, un gran espectro de titulares.
Cómo líder o jefe debo tener una opinión y me merezco expresarla, con equilibrio y madurez obviamente, no por redes sociales como respuesta impulsiva a algún estímulo de algo que está ocurriendo, si no con altura de mira, para aportar a la discusión y construir una conversación más enriquecida y participativa.
En este era digital, de respuestas instantáneas, directamente del estómago, se está normalizando el opinar desde el ego y como una descarga de electro shock, dando un pésimo modelo de comunicación a las nuevas generaciones. Parece que la rabia inunda las redes sociales y se apodera de esos dedos inquietos que escriben mensajes disruptivos e infelices, a veces solo para llamar la atención de la comunidad digital.
No vivimos en el País de las Maravillas, donde habitaba Alicia, lo sé, pero estoy segura que hay cosas buenas que rescatar del entorno donde me desenvuelvo, y hablar de eso crea realidades estimulantes para nuestros equipos de trabajo, y en esto el líder puede hacer una bonita labor.
Las habilidades comunicacionales deben propiciarse en todos los colaboradores de un equipo, y sobre todo en los líderes actuales y futuros. El lenguaje es un canal de comunicación fundamental y para una comunicación efectiva y constructiva hay que promover espacios seguros de conversación donde nos escuchemos todos.
No se trata de ser opinólogo, si no de expresarse cuando se genera una instancia, y transmitir mi visión con respeto hacia los demás, sobre todo a los que piensan distinto, y tener la apertura y empatía para escuchar.
Si opino exclusivamente para tratar de convencer, mi porfía puede ser una fricción muy desagradable para quienes me escuchan, a diferencia de si me intereso genuinamente por la manera de pensar de los otros, esos que están en mi entorno cada día y tal vez no han tenido la oportunidad de dar su opinión.
Las conversaciones adultas pueden abrir mundos y crear momentos socialmente muy apreciados por las personas con quienes convivo, en especial en el trabajo, donde las opiniones que nos vamos formando de los otros surgen de ese mapeo a nuestros colegas cuando compartimos visiones. Siempre impactamos en nuestro entorno, con las energías que llevamos en el cuerpo y los pensamientos que cargamos en nuestro disco duro, son como una energía electromagnética que emitimos a nuestro paso, más aún impactamos con nuestras opiniones.
En un mundo de tecnologías y sistemas digitales tan avanzados, con inteligencia artificial a nuestro alcance, que dan muestra de los ágiles avances y desarrollo en nuestros entornos laborales, también deberíamos evolucionar en las conversaciones que estamos instalando y propiciando, más bien desde la filosofía y el mundo de lo social ampliar nuestra forma de pensar, así irnos preparando para los desafíos desde lo humano, y no solo lo técnico. Esto se construye en un sustrato de conversaciones, opiniones, visiones que los equipos de trabajo tengan, dando permiso para ello, fomentando una cultura para la conversación. No todo está en la pantalla del computador, hay mucho por descubrir en reuniones y espacios con cafecitos, sobre todo luego de los años de pandemia, que probablemente suprimieron las habilidades sociales de más de alguien.
A conversar, opinar y mirarse a los ojos, porque así ampliamos nuestros mindset y nos podemos llevar los unos a los otros a mundos superiores.
Yo prefiero un líder con opinión, y tú?
Pienso que hoy día se requiere cierta valentía, un poco pasada de moda por cierto, para expresar nuestras opiniones de frente, en forma presencial y mirando a la cara de la contraparte.
El ocultarse tras las redes sociales, que es lo más común en las nuevas generaciones y promueve una opinión sin responsabilidad ni conocimiento cabal del tema... simplemente se hace para dejar una huella polémica y "recordable". Ya que las opiniones digitales vuelan demasiado rápido, cada vez más sus autores buscan impactar para destacar. Lamentablemente casi nunca es en buena forma, o aportando algo positivo. Sino por el contrario, mientras más escueza, más "likes" se recibe y eso es finalmente lo que se persigue.
Ojalá los que puedan, no…
Me di el tiempo para releerlo más tranquilo. Es muy cierto lo que señala, hoy la gente conversa cada día menos, y lamentablemente son las redes sociales la forma de expresar sus opiniones.
La juventud desaprovecha la oportunidad de interactuar en su trabajo, haciendo deporte, integrando grupos distintos a sus quehaceres rutinarios.
Los mayores sabemos de la necesidad de estar conectados con el mundo y debemos insistir en ello aunque muchas veces se cierran puertas solo por el hecho de ser mayores.
No hay como un lider con opinión pero con sustento, ahí está la gracia y es lo q he intentado em esta vida.