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"LA PAZ ES UNA PRÁCTICA, UNA ACTITUD"

  • Foto del escritor: Karla González Novion
    Karla González Novion
  • 14 abr 2024
  • 5 Min. de lectura

No es necesario vestir como el Dalai Lama para transmitir Paz a nuestro alrededor, podemos hacerlo de otras múltiples maneras. Para mí la Paz es una práctica, una actitud, un camino, un estilo en los diversos ambientes en que nos movemos.


Pienso en los diversos estereotipos de personas exitosas que son competitivas, winner como se les dice, dejando a su paso relaciones, amistades, familia, y que para escalar a la cima del cargo o del éxito esto ha sido condición necesaria.


En general no se promueven a las personas colaborativas y empáticas, esas al parecer no venden en el mercado de las grandes marcas, más bien, son del bando de los fomes y poco atractivos.


Hoy nuestros jóvenes tienen entre sus héroes a cantantes de melodías de ganadores, que visten joyas, zapatillas costosas y de relaciones express, con mujeres culonas (disculpen la expresión), pero cada tema que es un éxito lleva esta palabra, y que tienen melodías muy pegajosas imposibles de no querer escuchar.


Estamos en tiempos de ídolos políticos, músicos, deportistas que no promueven la paz, más bien el ser el mejor en su categoría, describiendo un camino que les ha llevado a la soledad para alcanzar el sitial del que son merecedores. La competencia es parte de la vida diaria de estos ídolos, y ser el mejor es el mantra, así como el incansable deseo de superarse a sí mismos cada vez que compiten.


Veo pocos gestos de solidaridad, colaboración y compañerismo entre estos héroes, y a pesar que son animalistas o ecologistas, no hay una valoración profunda por las relaciones humanas, que promueva los encuentros, y sobre todo la paz entre nosotros.


La delincuencia es un sensor más de lo violento que está nuestra sociedad, y sin polemizar en el tema, hay una componente de violencia exacerbada, así como también del lado de los armamentistas, que creen que teniendo un arma en la mesita del velador inhibirán la delincuencia.


La paz se promueve, se instala en los ambientes, en el dormitorio, ese es el primer espacio sagrado donde declaro la paz, y así se va expandiendo en el resto de las habitaciones de mi hogar. Avanza hacia la cocina, y los alimentos que preparo no llevan castigos, enojos, pataletas, si no cariño, equilibrio, paz, que son condimentos mágicos con los que se impregnan los alimentos con que preparo la cena de mi Tribu.


Y así, al salir de casa, una sonrisa, un abrirle la puerta al vecino, o dejar pasar a una señora mayor en el metro, o a alguien que al mirarlo reconozco que su mochila emocional pesa más que la mía.


Un gran lugar, y casi un segundo hogar, el trabajo, y por acá es donde la armadura de muchos pone el ambiente de batalla desde el primer café que nos preparamos al llegar a nuestro puesto.


El concepto de paz en lo laboral existe poco, se confunde ser enérgico y productivo, con ser hiperventilado y acelerado, y en esos estereotipos creemos que el tipo winner es más idóneo para ser el Jefe de Grupo, de Proyecto o de lo que sea, y el costo humano de asignar labores de liderazgo a individuos individualistas es muy alto, y así acontece que cada uno defiende su propio fundo, no hay tribu, estamos en guerra y que reinen las batallas. La lengua es un arma filuda y que puede disparar directo a la autoestima de mis compañeros de trabajo, empujando al precipicio a los débiles y poco tolerantes al stress, en un mundo violento y de descalificaciones.


La paz es una práctica, así que si no empezamos en algún momento de nuestras vidas a practicar, no la vamos a integrar a nuestras vidas familiares, trabajo, con amigos, en la calle, en fin…..hasta para conducir el auto hay poca paz, miren el rostro de algunos conductores, es triste y da sustito a veces.


Hay personas que de solo subirse al auto y ocupar el puesto del conductor se ponen agresivas, y son winner al volante, arremetiendo en cada tramo para ganar aunque sea unos minutos en cada carrera que corren, y el auto puede ser un verdadero arma con ellos al volante.


Practicar la paz es hablar con una motivación positiva, no por ello sin abogar por la verdad y la justicia, pero con altura de mira, no a costa de herir o destrozar la imagen o el trabajo del otro. Esta forma de relacionarnos no es lo que vemos en los medios de prensa, ni en programas de televisión, pues en su mayoría el rating lo alcanzan aquellas escenas donde hay buylling y discusiones de alto calibre, que desnuden al otro o lo hagan desbordarse frente a la cámara, eso si está calificado como de impacto en la televisión.


Las imágenes de las noticias están cargadas de violencia y de malas noticias, así como los programas de horario prime, ya no se aprecian las conversaciones profundas y emotivas de antes, porque resultan muy tranquilas, y al parecer los televidentes andamos en búsqueda de agitación televisiva.


Si nos vamos a las series más vistas, las ganadoras son aquellas en que hay exterminio de personas, competencias por la sobrevivencia, guerras cuerpo a cuerpo, y cataclismo, así como también las que se desenvuelven en familias adineradas, con relaciones violentas y sometimiento de las personas por sobre el dinero o el poder.


Está distorsionado el panorama digo yo, se sobrevalora el alcanzar metas por sobre el camino que hay que recorrer, hay tanta ansiedad por el logro que olvidamos disfrutar del paisaje, y así, tantas horas al sicólogo, siquiatra y antidepresivos, que nos ayudan a salir del modo automático, y bajar las revoluciones, y empezar a vivir en paz y equilibrio.


La paz parte con uno, con tratarse sin violencia, nunca decirte “pucha que soy pava”, porque no me lo merezco, y claro que me puedo equivocar, mejor reírme y tomarlo con calma, con un trato digno y amoroso, y no por ello sin exigencia.


El acto de golpear la mesa, ese de los padres ochenteros a la hora de comer, cuando algún hijo decía algo que no estaba permitido, o si contradecía la opinión del adulto, y también ese mismo gesto en las reuniones de directorio, de un Director acabronado dando muestras de su masculino poder frente al equipo humano que lo rodea, y que le teme y le admira muchas veces por tener el carácter para ser jefe.


(Nota: carácter para mí tiene relación con ser íntegro, decidido y valiente, pero no agresivo)


En fin, las guerras mundiales han empezado por falta de paz, y una secuencia infinita de actos de violencia y poder, que entran en una espiral y que en manos del ego de los hombres escala tan alto que sacrifica cientos y miles de vidas por ideas egoístas de quienes se creen superiores o dueños del planeta y su riqueza.


La paz, la paz, cuanto tiempo dedicamos a estar en paz, en nuestros momentos solos, con los hijos, la pareja, los padres, los amigos, los colegas, con el vecino, en fin, andamos apresurados inconscientes de nosotros mismos y los nuestros, agitados por alcanzar a cumplir con la lista de tareas que nos ponemos, y si a su paso algo o alguien es una amenaza para alcanzar a cumplir alguna de esas tareas, se asoma el loco que llevamos dentro, y ladramos o lanzamos una misil, para desviar este intento de algo o alguien por no dejarnos cumplir con nuestro listado.


Es una locura cuanto corremos, y nos violentamos con este abundante listado de tareas, y hasta en vacaciones nos agregamos todo lo que en los 11 meses de trabajo no pudimos realizar, así que volvemos a violentarnos.


La paz empieza por reducir tu lista y siempre, siempre incluir tareas que me lleven a practicar la paz conmigo o con un otro que quiero, aquel que me entibia el corazón, que me hace reír, en fin, un listado que promueva la paz en mi interior, porque así puedo entablar diálogos, conversaciones y hasta discusiones en un estado de paz y equilibrio, y construyo día a día la paz y se transforma así en una práctica.

 
 
 

1 Comment


Guest
Oct 29, 2024

Me encantó la forma en que describes y dejas muy claro a qué se refiere estar en Paz y promover la Paz. Es muy cierto... hay que aumentar esos minutos al dia de paz interior.. de paz en nuestro hogar y luego, trasladarlo al mundo entero! y partir con nosotros mismos. Darnos espacio a equivocarnos, a no ser tan bacanes como queríamos.. y dejar que fluya lo mejor de nosotros, estando en paz.

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