¿LA EDAD DA LO MISMO?
- Karla González Novion
- 4 may 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 may 2023
Cada año celebramos nuestro cumpleaños y nos invaden emociones especiales y únicas según cómo nos encuentre este natalicio, y cuanto valor le demos a la edad que vamos cumpliendo.
Desde que somos pequeños vemos a los más grandes a cargo de tomar todas las decisiones en el hogar, el colegio, en la sociedad, y ese poder que visualizamos parece atractivo. A medida que avanzamos en edad, y nos hacemos jóvenes, ya empezamos a tomar decisiones propias, y vamos ganando autonomía y cierta libertad. Sin embargo, a los ojos de los mayores seguimos siendo inmaduros, y no tenemos edad suficiente para hacer todo lo que quisiéramos. Nuestros pares jóvenes intentan dar saltos de independencia que nos estimulan a seguirles en esa aventura.
Llegamos a adultos y no queda nadie que tome decisiones por nosotros, y la responsabilidad es absolutamente nuestra, es decir, si nos mandamos un numerito es totalmente atribuible a uno mismo. Y bueno, convengamos que todos dejamos numeritos en el camino, o caminamos algún tramo en la vía de los pastelazos.

Mientras más grande te vuelves más sabio, en la filosofía oriental.
En las tribus de las primeras civilizaciones daban a los caciques, gurús, matriarcas, una envestidura de profundo respeto y trascendencia, así como de liderazgo, y se reconocía el repositorio de conocimiento del que eran dueños. No creo que relegaran a sus mayores a un hogar donde se reunieran únicamente con otros de su misma edad.
La interacción entre generaciones es un sistema virtuoso de aprendizaje, de encuentros y enriquecimiento mutuo. La historia relatada por los mayores crea un camino único para mantener una continuidad social de los grupos y sistemas humanos. La cultura transferida por los artistas mayores al entorno es una amalgama fundamental para cultivar el arte en los ecosistemas humanos y educacionales. Por otro lado, la inquietud de los jóvenes y cuestionamientos son una palanca perfecta para construir nuevos paradigmas. La energía de la juventud es una fuente inagotable de oxígeno, que ingresa a los pensamientos y visiones que la sociedad tiene instalada y medio enquistada en sus escuelas, universidades, organizaciones, familias y barrios.
¿Por qué nos preocupa la edad para tomar decisiones?, ¿es un freno para emprender ciertas aventuras?
¿Da lo mismo la edad que tenga para iniciar algo? ¿O para realizar un cambio?
Si mis mayores quieren realizar algo osado o no tan propio de su edad, ¿lo apoyo o prefiero que no tome riesgos, dada la edad que tiene?
Cuando alguien joven en el trabajo toma mucha responsabilidad o propone ideas no convencionales, ¿me da desconfianza que pueda equivocarse demasiado?
Cómo mis creencias respecto a la edad desincentivan que los demás se desarrollen. Y cómo opera esto conmigo mismo.
Va pasando que con los años un gran piropo es que te digan que luces más joven, y entre las amistades empiezan a circular datos para rejuvenecerse, por fuera, es decir, en lo físico, más que a nivel mental.
La industria del rejuvenecimiento es infinita, hay un sinfín de productos y servicios, entre cremas, cirugías, medicamentos, drogas dañinas y así continúa la cosa.
“El edadismo se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.
En cuanto a su prevalencia, según los datos obtenidos en una encuesta a 83.034 personas en 57 países, una de cada dos personas tiene actitudes moderadas o altamente edadistas (es decir, estereotipos y prejuicios). 2020.
Puede encontrarse más información al respecto en https://www.mdpi.com/1660-4601/17/9/3159
La discriminación que hacemos por la edad, y que nos hacemos hacia nosotros mismos genera aislamiento, y va aumentando la brecha entre generaciones, por un lado, los mayores catalogados de vulnerables, y por otro, los más jóvenes de irresponsables, van creando etiquetas que no nos ayudan a evolucionar como sociedad.
En la naturaleza los ecosistemas tienen especies muy antiguas que conviven con las nuevas, y en su conjunto conforman un equilibrio dinámico, que tiene una armonía en continua evolución.
Los árboles no discriminan entre sí, sus raíces más profundas y longevas se nutren de la misma tierra, que aquellos arbustos más jóvenes, y las hojas de unas son un sustrato común para todas las que están en el entorno.
Respeto y colectividad por el espacio del otro, son parte de un todo, sea un bosque, un parque, un paisaje, que no compiten por poder o protagonismo.
El problema de edad tiene más que ver con los egos, el miedo y la inseguridad, de perder espacios, validación y participación.
La soledad es un estado necesario en el ser humano, en todas edades, y ahí podemos conectarnos con el ser jovial que llevamos dentro, con esa niña o niño que no deja de soñar, y al final podemos conectarnos desde un estado “Sin Edad”, y ocurre cuando escuchamos una música que nos transporta al primer beso, un paisaje que nos conecta con unas vacaciones de la infancia, al probar un postre que nos preparaba nuestra mamá en el invierno, y así, podemos viajar en el tren de los sentidos hacia la edad que sea.
También en la soledad podemos soñar en el futuro, imaginar donde llegaremos y qué conquistas realizaremos, y vernos más mayorcitos.
La edad no tiene efecto alguno en la creatividad y el entusiasmo, esto es más bien un estado mental, y puedo bailar a cualquier edad al ritmo que quiera. Con más años es evidente que me canso más físicamente, que cuando más joven, es obvio, pero la pasión y conexión que creo con mi baile, eso es genuinamente mío, y puedo hasta con los años ir desarrollando más este rito. No bailo solo con mi cuerpo físico, también bailo con el alma.
Ni la dignidad, ni las oportunidades deberían ponerse en cuestionamiento por la edad que tengas, así cómo tampoco el bienestar y el derecho a aprender.
No perdamos el contacto entre las generaciones, y así vamos asegurando la riqueza y la diversidad, y tendremos más posibilidades que nuestro Bosque Humano sea más diverso y mágico, más armónico y nutrido.
A mí, la edad me da lo mismo, ¿y a ti?
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